“La farmacia comunitaria es la profesión de mi vida”

Por qué te hiciste farmacéutica?

La verdad es que, por tradición familiar, mi padre era farmacéutico y su obsesión era que sus hijas, somos cuatro hijas, fueran farmacéuticas. Y lo consiguió. De las cuatro, tres somos farmacéuticas. Y a día de hoy, yo creo que es la profesión de mi vida.

¿Qué es lo más te gusta de tu profesión?

Lo que más me gusta es lo cerca que estamos de las personas, de los pacientes, y ayudarles en sus problemas de cada día.

¿Qué es para ti ser delegada del COFM?

Me gusta ser delegada de Leganés porque soy la herramienta que tiene el Colegio para comunicarse con mis compañeros de zona. En segundo lugar, que casi es lo que más me gusta, es porque me permite mantener una unión entre los compañeros, que creo que, a día de hoy, es muy importante.

¿Alguna anécdota curiosa que te haya ocurrido en la farmacia?

Una muy curiosa es la de una paciente que vino a comprar un colirio, y al ratito vino a la farmacia muy enfadada a devolvérmelo, porque decía que se lo había vendido caducado. Yo me quedé con cara de asombro y pensé… “esto no es posible”. Pero claro, no le encontraba la explicación. Me montó un follón en la farmacia, pero al ratito volvió a pedirme disculpas con una caja de bombones, porque había encontrado en su casa otro colirio, el que yo la había vendido. Y el que me bajó ella era uno que tenía en su casa, a saber desde cuándo. Pasamos un mal rato, pero la reconciliación luego fue bonita.

¿Qué aficiones tienes fuera de la botica?

Me gusta mucho andar por el campo. Suelo ir por las mañanas con mis hermanas a caminar. También hacer pilates, que creo que es necesario también para mi salud. Y me gusta mucho ir al cine con mi marido y practicar esquí con mi familia.