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Alrededor de una cuarta parte de las intoxicaciones alimentarias se deben a una inadecuada conservación de los alimentos en la nevera. Llevar a cabo un almacenamiento correcto de los alimentos en nuestra nevera/frigorífico resultará fundamental para mantenerlos en buen estado...
Alrededor de una cuarta parte de las intoxicaciones alimentarias se deben a una inadecuada conservación de los alimentos en la nevera. Llevar a cabo un almacenamiento correcto de los alimentos en nuestra nevera/frigorífico resultará fundamental para mantenerlos en buen estado el mayor tiempo posible y para sacarle el máximo partido y rendimiento a este electrodoméstico. Aprende en el siguiente post cómo organizar tu nevera de la forma más adecuada y cuidar así tu salud y la de los tuyos.
La base de una nevera bien organizada es que los alimentos se coloquen según el frío que necesiten. El frío retrasa la degradación de los alimentos, ya que, el crecimiento de los microorganismos se vuelve más lento e, incluso, se detiene. Por ello, es importante controlar la temperatura del frigorífico. De forma general, la nevera tiene que estar a 5ºC (aunque en verano es aconsejable disminuir un par de grados) y el congelador a -18ºC.
La temperatura no es la misma en todas las zonas de la nevera y los diferentes alimentos requieren distintas temperaturas para su conservación. Así colocaremos los alimentos que necesitan mayor refrigeración, como son las carnes y pescados, en la parte de abajo en los modelos combi, justo la que está sobre el cajón de las verduras, o en el estante de arriba en los frigoríficos tradicionales, ya que es la zona más fría. Los lácteos, embutidos, sobras o cualquier otro producto que requiera conservación en frío una vez abierto, los colocaremos en los estantes medios o superiores. En la puerta, que es la zona menos fría pondremos productos como mantequillas o mermeladas. La fruta y la verdura la guardaremos en los cajones inferiores, eso sí́, por separado. Los huevos necesitan un lugar fresco y seco, irán en una zona aislada para evitar contaminaciones con otros alimentos, preferiblemente en la huevera, que es donde menos frío hace.
La seguridad de los alimentos de nuestra nevera será mayor si, además de colocarlos bien, mantenemos la temperatura correcta, para ello, no debemos tener el frigorífico demasiado lleno y solo abrir la puerta cuando sea necesario y durante el menor tiempo posible.
Tenemos que controlar y gestionar adecuadamente las fechas de caducidad. Colocaremos en primera fila los productos que caducan primero y, en la parte posterior, los adquiridos más recientemente. Así consumiremos antes los alimentos que llevan más tiempo en nuestra nevera y evitaremos su deterioro, ya que no todos los alimentos duran el mismo tiempo. De forma orientativa tenemos:
- La carne cruda de pollo, pavo, cerdo o ternera dura entre 1 y 2 días.
- Las preparaciones con carne picada de vaca, pavo, ternera, cerdo también duran entre 1 y 2 días.
- La carne fresca de vaca, cordero o cerdo, de 3 a 4 días.
- Pescado y marisco crudo, 1-2 días.
- Los huevos crudos con cáscara, entre 3 y 5 semanas. Los huevos cocidos, 7 días.
- Las sopas duran 1 o 2 días.
A la hora de congelar los alimentos, no debemos olvidarnos de etiquetar con el nombre y la fecha el producto o el recipiente. Debemos revisar cada cierto tiempo el congelador para eliminar los productos caducados y colocar en la zona superior o más exterior lo que está próximo a caducar y es de consumo más inmediato. Recuerda que debemos descongelar los alimentos en los niveles inferiores del frigorífico.
En la nevera, debemos distribuir el espacio en zonas diferenciadas para las distintas clases de alimentos, así evitaremos el contacto directo y la transmisión de olores y sabores de unos alimentos a otros. Tenemos que separar los alimentos crudos de los cocinados y almacenar los alimentos preferiblemente en recipientes cerrados para evitar su contaminación. Para no desperdiciar tiempo ni dinero, es útil pensar en porciones consumibles al guardar los alimentos. Cada porción puede ir envuelta por separado o en un recipiente adecuado debidamente identificado.
Además, no debemos olvidarnos de mantener una higiene adecuada de nuestra nevera. Al menos una vez al mes debemos de limpiarla a fondo y desinfectarla. Tenemos que vigilar que no se acumule hielo ni suciedad en las paredes del frigorífico. Lo mejor es limpiarla un día que no esté demasiado llena para hacerlo lo más rápidamente posible y no romper la cadena de frío. La parte externa de la nevera, sobre todo la zona por donde se abre y cierra (asas de apertura), necesita ser limpiada y desinfectada con más frecuencia. También es importante prestar atención a las gomas donde se puede acumular más fácilmente suciedad y moho. Por último, sería conveniente limpiar el polvo de la parte superior y trasera de la nevera. De esta forma nos aseguramos de su correcto funcionamiento.
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