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Diverticulosis y diverticulitis son palabras que suenan muy parecido, pero tienen un significado diferente. La diverticulosis y la diverticulitis son trastornos sobre los que, hoy en día, los expertos no están seguros sobre sus causas. De hecho, están estudiando varios...
Diverticulosis y diverticulitis son palabras que suenan muy parecido, pero tienen un significado diferente. La diverticulosis y la diverticulitis son trastornos sobre los que, hoy en día, los expertos no están seguros sobre sus causas. De hecho, están estudiando varios factores que pueden formar parte de los orígenes de ambos trastornos. De momento, creen que se debe por la ausencia de fibra en la alimentación, por consumir excesiva grasa, por la ausencia de vitamina D y por llevar una vida sedentaria, entre otras razones. Aunque no se ha demostrado que la fibra prevenga estas afecciones, esta puede ayudar a controlar los episodios recurrentes en algunos casos, por eso es bueno aumentar el consumo de frutas y verduras.
La diverticulosis se produce cuando se desarrollan pequeñas bolsas abultadas, denominadas divertículos, en el tracto digestivo, que aparecen frecuentemente en la zona izquierda del intestino grueso (colon). Cuando una o más de estas bolsas se inflama o se infecta y se rompe, el contenido del intestino, incluidas las bacterias y la sangre, se vierte a la cavidad abdominal, lo que con frecuencia provoca una infección, llamada diverticulitis.
Esta enfermedad, diverticulitis, aparece cuando las bacterias o las heces quedan atrapadas en una bolsa en su colon, y cuando aumentan las bacterias causan enfermedades en el colon. Además, esta patología puede causar dolor abdominal intenso, fiebre, náuseas y alteración en la flora intestinal.
La diverticulosis es muy común, sobre todo cuando las personas envejecen. Un estudio del departamento de Digestivo de la Clínica Universidad de Navarra indica que entre el 5 y el 10 % de la población general tiene divertículos, siendo mucho más frecuentes en las personas mayores de 50 años, aumentando su número con la edad. De hecho, la mitad de las personas entre 60 y 80 años la padecen y la mayoría de las personas que superan los 80 años presentan esta patología.
Existen dos tipos de diverticulitis: la diverticulitis leve que se puede tratar con reposo, cambios en la alimentación y antibióticos. Y la diverticulitis grave que supone ingreso hospitalario y puede requerir cirugía.
En cuanto al tratamiento de la diverticulosis para aliviar los síntomas y prevenir la aparición de complicaciones es necesario seguir una dieta rica en fibra y abundantes líquidos. Respecto al tratamiento de la diverticulitis, cuando hay complicaciones, o en los casos graves, con fiebre alta, dolor abdominal intenso e incapacidad para ingerir alimentos, siempre bajo la supervisión del médico, puede incluir antibióticos, analgésicos, dieta líquida y reposo y, en ocasiones, puede solicitar la hospitalización y el uso de antibióticos por vía intravenosa.
Según expertos, la mayoría de los pacientes pueden ser tratados correctamente sin cirugía, pero en los casos de diverticulitis aguda si los episodios se repiten con frecuencia, si existiera fístula o perforación del divertículo que puede culminar en peritonitis, en estas situaciones es posible que se tenga que recurrir a la cirugía. En algunos casos, el médico puede solicitar un examen de heces para descartar la infección en personas que tienen diarrea. Además de una tomografía computarizada que puede identificar bolsas inflamadas o infectadas y confirmar el diagnóstico de diverticulitis. La tomografía computarizada también puede indicar la gravedad de la diverticulitis y orientar el tratamiento.
Cabe destacar que el médico puede solicitar una colonoscopia del paciente después de seis semanas de recuperarse de la diverticulitis. El objetivo de la colonoscopia es para excluir el cáncer de colon como causa de los síntomas.
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