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Ya en el año 2020 a través de nuestro blog alertamos de un brote con casi una treintena de hospitalizaciones por meningoencefalitis, relacionada con el virus del Nilo Occidental, en diversas regiones de Sevilla, Cádiz y Huelva. La conocida como...
Ya en el año 2020 a través de nuestro blog alertamos de un brote con casi una treintena de hospitalizaciones por meningoencefalitis, relacionada con el virus del Nilo Occidental, en diversas regiones de Sevilla, Cádiz y Huelva.
La conocida como Fiebre del Nilo Occidental es una zoonosis causada por determinadas cepas del virus del Nilo Occidental pertenecientes al género Flavivirus y transmitida por picadura de mosquitos del género Culex. El virus se mantiene a través de un ciclo de transmisión entre mosquitos y aves silvestres. Los seres humanos y los caballos se consideran huéspedes finales del virus por lo que no transmiten la enfermedad, pero sí que la padecen. Debido al ciclo vital del mosquito, el riesgo de contraer la enfermedad es mayor a finales de agosto y principios de septiembre y disminuye cuando el clima se vuelve más frío.
A principios de septiembre de este año, se confirmó la presencia del virus de la Fiebre del Nilo Occidental en tres caballos pertenecientes a tres explotaciones ganaderas extremeñas. En cuanto se detecta en animales, se pone en marcha un programa de vigilancia que sirve a Salud Pública como sistema de detección precoz. A pesar de ello, durante la primera semana de octubre se ha informado de tres casos de personas que presentaron síntomas compatibles con infección por el virus de la Fiebre del Nilo Occidental en Extremadura, dos de ellos con consecuencias fatales.
No hay vacunas para uso en humanos ni medicamentos antivirales específicos. El tratamiento es sintomático y de apoyo.
El Ministerio de agricultura, pesca y alimentación dispone de un programa nacional de vigilancia, control y erradicación (2023) que se encarga de detectar la presencia de circulación vírica en una zona, para poder la respuesta sanitaria adecuada y eficaz.
La población debe estar informada y concienciada para tomar las medidas de prevención individuales adecuadas y de esta forma evitar la exposición al virus.
Aunque se ha descrito la transmisión persona a persona (por transfusión o trasplante, vía transplacentaria y por exposición accidental en autopsias o laboratorio), la vía más frecuente de transmisión es la picadura de un mosquito infectado, así que teniendo esto en cuenta debemos evitar la exposición, especialmente al anochecer y al amanecer, ya que son los momentos en que los mosquitos pican habitualmente. Se aconseja usar ropa que cubra la piel: manga larga, pantalón y calcetines. Evitar los colores oscuros y brillantes, que atraen a los mosquitos. No utilizar colonias que desprendan olores dulces, jabones con perfume o aerosoles para el pelo, ya que atraen a los insectos. Los repelentes de insectos con dietiltoluamida, icaridina, IR3535 y citriodiol son efectivos, siempre siguiendo las normas de utilización.
En el interior del domicilio debemos dejar la luz apagada si tenemos las ventanas abiertas, ya que los mosquitos y otros insectos son atraídos por la luz. La utilización de aire acondicionado y ventiladores crea corrientes de aire que los alejan. Es conveniente instalar mosquiteras en ventanas o puertas de acceso a jardines, patios, etc., especialmente, si nuestra residencia está cercana a zonas arboladas o con abundante vegetación.
Y por último, si tenemos jardín, o zonas al aire libre privadas, hay que evitar los depósitos aguas estancadas, albercas, tanques o cualquier recipiente al aire libre que pueda acumular agua (maceteros, neumáticos, etc). Debemos limpiarlos, ya que son medios idóneos para el desarrollo vital del mosquito.
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