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¿Sabes qué es el “codo de tenista”?

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¿Sabes qué es el “codo de tenista”?

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M.ª Isabel Rodríguez Tejonero

Doctora en Farmacia. Información Técnica del COFM.

La epicondilitis lateral, también llamada en ocasiones codo de tenista, es una inflamación del tendón (tejido fibroso que conecta los músculos a los huesos de la articulación). En este caso inserta en el epicóndilo lateral del húmero (protuberancia ósea en...

La epicondilitis lateral, también llamada en ocasiones codo de tenista, es una inflamación del tendón (tejido fibroso que conecta los músculos a los huesos de la articulación). En este caso inserta en el epicóndilo lateral del húmero (protuberancia ósea en la parte externa del codo), seis músculos pertenecientes a las regiones lateral y posterior del antebrazo, todos ellos músculos extensores.

Como síntoma principal, aparece el dolor en el codo, que puede irradiarse hacia los músculos del antebrazo y ocasionalmente hasta la muñeca. En las primeras fases el dolor está presente solo durante la actividad y progresivamente el dolor aumenta en intensidad y duración, manteniéndose incluso en reposo. Llega un momento que se encuentra limitado el movimiento y actividades tan cotidianas que suponen utilizar la muñeca en extensión, como el simple hecho de abrir una puerta, suponen un esfuerzo doloroso. Otro de los síntomas que aparecen en algunos pacientes, es la pérdida de fuerza en el brazo y, en casos avanzados, puede darse una discreta limitación de la extensión del codo.

La causa más habitual es el uso excesivo de la articulación con movimientos repetitivos, aumento de la intensidad de ciertos movimientos o la realización de nuevas actividades. La epicondilitis podría encontrarse incluida en el Grupo 2 del RD 1299/2006, por el que se establece el listado de enfermedades profesionales, tal y como se indica en un documento publicado por la Comunidad de Madrid. También podría producirse por causas neurológicas (atrapamientos del nervio interóseo) e, incluso, por predisposición genética que tienen algunas personas a desarrollar tendinitis en general.

Hay algunos factores que pueden incrementar el riesgo de aparición de esta lesión:

  • Edad: aunque puede producirse en personas de todas las edades, es más frecuente en adultos en activo, con edades comprendidas entre los 20 y los 65 años, destacando un pico de incidencia entre los 40 y los 50 años.
  • Ocupación: las personas cuyo trabajo implica movimientos repetitivos de la muñeca y del brazo tienen mayores probabilidades de padecerlo. Por ejemplo, pintores, carpinteros, carniceros, cocineros, músicos…
  • Practicar ciertos deportes, sobre todo de raqueta, y más si la técnica de golpe no es correcta.

El diagnóstico se realizará con la historia clínica del paciente y la exploración en consulta. En el caso de epicondilalgias que mezclan zona tendinosa y articular será necesaria una resonancia magnética y/o radiografía. También se puede realizar una técnica quirúrgica denominada artroscopia magnética.

El objetivo del tratamiento va dirigido a reducir el dolor y la inflamación. Aunque es posible que el reposo, incluso sin analgésicos o antiinflamatorios en la fase aguda del dolor, pueda resolver los síntomas. También puede ser necesario recurrir a la fisioterapia, infiltraciones con glucocorticoides e, incluso, a la cirugía.  La duración media de un episodio suele estar entre los 6 y los 24 meses, aunque el 89 % se recupera en menos de un año.

Algunas medidas preventivas que podemos adoptar para evitar la aparición de epicondilitis pueden ser: realizar un calentamiento o estiramiento antes de iniciar el ejercicio o la actividad profesional desarrollada que podría provocar este tipo de lesión, hacer pausas frecuentes al realizar tareas repetitivas, comenzar poco a poco las actividades o ejercicios nuevos y fortalecer los músculos que rodean la articulación.

Cuidados y consejos para el paciente con epicondilitis

  • Mantener en reposo la zona afectada y evitar sobreesfuerzos.
  • En el caso de lesiones recientes: aplicar hielo sobre la articulación afectada durante 15-20 minutos, 3-4 veces al día, durante los primeros días; introducir el hielo en una bolsa de plástico, envolverla en un paño y colocarla en la zona inflamada. En el caso de la tendinitis o lesiones crónicas, puede que sea recomendable alternarlo con la aplicación de calor.
  • Puede resultar beneficioso proteger la articulación afectada con coderas.
  • Realizar movimientos leves de estiramiento y fortalecimiento para evitar atrofia muscular y mantener la movilidad de la zona. Posible programa de ejercicios para epicondilitis

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