Antigripales. ¿Cómo y cuándo usarlos?
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La gripe o síndrome gripal es un proceso infeccioso agudo de las vías respiratorias provocados por un virus ARN (Influenzavirus) principalmente del tipo A (causante de la mayoría de las epidemias graves y pandemias) y tipo B (caracterizado por brotes estacionales), aunque también existen los tipos C y D, pero que afectan en menor medida a las personas.
La gripe ocasiona una importante morbimortalidad, especialmente en lactantes, niños pequeños, pacientes crónicos, inmunodeprimidos y personas mayores de 60 años. Sus síntomas se manifiestan de forma brusca, con clínica variable, pero donde destacan la fiebre alta, dolor de garganta, cabeza, muscular y tos. Aunque la medida preventiva más eficiente sea la vacunación porque disminuye los ingresos hospitalarios y la UCI en población vulnerable.
Antigripales sin receta
Los antigripales son medicamentos de venta sin receta diseñados para aliviar los síntomas de la gripe. Sin embargo, desde la farmacia comunitaria también pueden indicarse en caso de resfriado común (infección por rinovirus y cuyos síntomas más frecuentes son congestión y mucosidad nasal, estornudos, dolor de garganta, fiebre leve, ojos llorosos y dolor de cabeza). No eliminan el virus, pero alivian los síntomas permitiendo que las personas se encuentren mejor mientras su sistema inmunológico trabaja para eliminarlo.
La mayoría de los antigripales contienen analgésico y antipiréticos como el paracetamol, el ibuprofeno como antiinflamatorio ayudando a reducir el dolor y la fiebre, el ácido acetilsalicílico útil en dolor muscular y fiebre, aunque desaconsejado en menores por riesgo de efectos adversos, los antihistamínicos (como la clorfenamina) que alivian los estornudos, moco y lagrimeo, los antitusígenos (como el dextrometorfano) para la tos seca y persistente y los descongestionantes nasales (oximetazolina) para facilitar la respiración en caso de congestión. Es recomendable siempre verificar la composición de los antigripales y consultar con el farmacéutico en caso de dudas, alergias o condiciones médicas específicas. Existen situaciones que pueden causar efectos indeseados y complicaciones graves. Deben evitarse en: Menores de 2 años: el uso de antigripales y jarabes para la tos en este grupo puede causar efectos adversos graves, ya que no existen suficientes estudios que avalen su seguridad y eficacia en menores de esta edad.
Personas con enfermedades crónicas (hipertensión, enfermedad cardiovascular, diabetes, problemas renales o hepáticos, glaucoma de ángulo cerrado, hiperplasia de próstata, insuficiencia respiratoria, o toma de anticoagulantes). Es importante consultar con el médico o farmacéutico antes de usarlos, ya que ciertos componentes pueden agravar dichas condiciones. El paracetamol es mejor evitarlo en pacientes con insuficiencia hepática o problemas de coagulación; el ibuprofeno en caso de insuficiencia renal grave y en hipertensos; y el ácido acetilsalicílico, en caso de uso de anticoagulantes por riesgo de sangrado.
Antigripales ,embarazo y lactancia
Se recomienda evitar antigripales, a menos que sean prescritos por un médico, debido al riesgo de efectos nocivos para la madre y el feto (por ejemplo, que contengan, entre otros, ibuprofeno, pseudoefedrina, codeína, jarabes con 10 % de alcohol en su composición). Personas alérgicas a alguno de sus componentes.
No debemos automedicarnos sin consultar con un profesional sanitario, sobre todo, en caso de estar tomando otros medicamentos para tratar diferentes patologías por posibles interacciones medicamentosas que afecten a la seguridad y eficacia y ocasionar riesgos para la salud.
Debemos evitar el uso prolongado de antigripales, ya que podrían ocasionar intoxicaciones, alteraciones del ritmo cardíaco, somnolencia y otros efectos adversos graves.
Y para finalizar, durante un proceso gripal se debe descansar y dormir lo suficiente, ya que permite que el sistema inmunológico combata mejor la infección, mantenerse hidratado bebiendo agua, jugos naturales, caldos o infusiones que ayudan a prevenir la deshidratación y aflojar la mucosidad, humidificar el ambiente para aliviar la congestión nasal, evitar el humo, el alcohol y la cafeína, que favorecen la deshidratación e irritan las vías respiratorias y vestir con capas.
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