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Midorexia, miedo a envejecer

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Midorexia, miedo a envejecer

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Ana Quevedo Suárez

Periodista del departamento de Comunicación del COFM

La midorexia, también conocida como gerascofobia, se trata del miedo irracional a envejecer o a cumplir años. La sociedad actual cada día se preocupa más por la imagen, por verse siempre joven y negarse a envejecer. Si a esto se le suma la constante publicidad sobre productos casi milagrosos, es lógico que haya muchas personas que no lleven nada bien cumplir años y se obsesionen por estar eternamente jóvenes, buscando desesperadamente el remedio definitivo.

Esta obsesión por la estética se puede llegar a convertir en una patología que termina por afectar al bienestar y la calidad de vida de quien la padece. Es fácil confundir un buen estado de salud, realizando actividades físicas o una buena alimentación tal como aconsejan muchos expertos, con la obsesión por alcanzar un aspecto físico juvenil incluso cuando se está en la edad adulta. Este nivel de exigencia puede generar problemas como el trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad o la depresión.

La doctora, Mª Pilar Berzosa Grande, psicóloga clínica y de la Salud (MEC) y profesora del Grado de Psicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), explica que “la midorexia puede llegar a ser un trastorno cuando esa persona se obsesiona. Hay una gran diferencia entre cuidarse, ser juvenil y ser atractiva. Pero lo importante es que no se convierta en una obsesión, porque la persona lo pasa muy mal y está todo el tiempo con auto verbalizaciones de enjuiciamiento, como qué pensarán de mí, estaré dando la talla, seguro me van a ver muy joven, etc. Entonces se meten en un ambiente alejado de su estilo de vida y no se da cuenta del impacto que eso puede tener para la gente que está a su alrededor; esas actitudes pueden estar incluso, fuera de lugar por querer aparentar una edad excesivamente más inferior que la que tiene”.

Según Berzosa, “no solamente es la vestimenta, sino también el atuendo, el arreglarse y la actitud que eso conlleva. Lo llamativo estaría cuando una persona empieza a obsesionarse, porque realmente parece que está perdiendo la otra juventud y, por tanto, no quiere relacionarse con gente de su edad, entrando en una búsqueda de un entorno muchísimo más joven”.

En principio, la midorexia afecta más a las mujeres que a los hombres. La psicóloga recuerda que “en el tema de la belleza y del físico, la mujer de nuestra sociedad occidental tiene mucha más presión. La causa está ligada a tener que parecer perfecta. Se fija en compañeros de su entorno, gente de referencia, y cuando tiene ciertos rasgos de envejecimiento comienza los planteamientos de no aceptación al envejecimiento”.  

Berzosa puntualiza que este problema aparece a lo largo de la década de los cuarenta; si bien, las nuevas tendencias que se están viendo en menores de 30 años, con el uso abusivo de asistir a técnicas de estética pseudoinvasivas o algunas veces, incluso invasivas, conlleva un riesgo de la no aceptación del paso del tiempo mucho antes. Esta situación conlleva, finalmente, un aumento de las adicciones vinculadas a la ilusión de “la eterna juventud”.

Aconseja que “cuando vemos a personas entre 40 y 50 años hay que recurrir a estrategias, ya que muchos de estos trastornos se potencian a través de las redes sociales, porque es fácil engañarse a uno mismo". Según la profesora de UNIR, “hay que replantearles a esas personas cómo están gestionando sus redes, cuáles son sus contactos de influencias y cuáles son sus intereses”.

Para Berzosa hay que “reconducir a esas personas hacia intereses que no tengan que ver con el aspecto físico. Hay que enseñarles a saber envejecer, a descubrir cuáles son sus pilares, que sean conscientes de su personalidad. Si nos centramos en los cuidados físicos y psíquicos, disminuiría bastante la obsesión por la midorexia”.

La psicóloga advierte que con la obsesión se activa la ansiedad. “A partir de los 40 y 45 años, si no nos cuidamos bien, las mujeres nos volvemos muy vulnerables en la menopausia. Es muy importante prevenir para no ceder a la presión social, que en especial es muy potente en el ámbito publicitario.

La midorexia puede acabar causando estragos a nivel mental. Por ello, la doctora Berzosa recalca que “es importante que afrontemos este malestar cuanto antes, para que las personas que lo padecen no acaben padeciendo de depresión, ansiedad, así como de aislamiento social y otros problemas de salud mental”.

“Enseñarle psicoeducación para que pueda distinguir lo que es un buen autocuidado, una calidad de vida imprescindible y para que se sienta ajustada en la calidad de vida, darle alternativas para que no se obsesione solamente con el plano físico, sino empezar a plantear otro tipo de objetivos que pueda ser a otros niveles y que también le nutran suficientemente su día a día”.

Por ello, aboga por que mujeres y hombres se arreglen cómo les apetezca, pero que la intención que pongan en ello sea siempre saludable. “Querer cambiar y estar bien es positivo, siempre y cuando detrás no haya una distorsión cognitiva, basada en la no aceptación. Hay que adaptarse al paso de los años, que es inevitable, y asumámoslo con la mejor alegría posible. Lo más importante es estar sano y saludable”.

Para tratar este síndrome, recomienda acudir a un centro de psicología y recibir terapia cognitiva-conductual, por ejemplo, para trabajar los miedos y distorsiones de la realidad existentes. Es bueno contar con la ayuda de un profesional de la salud mental, ya que dará las herramientas necesarias para confrontar este malestar y construir una relación más sana con el paso del tiempo.

Entre otros consejos, recomienda practicar técnicas de relajación y meditación; realizar algún deporte; eliminar los pensamientos y creencias negativas sustituyéndolos por versiones más positivas; relacionarse con sus seres queridos, que ayudará a sentirse mejor; y perseguir una meta u objetivo alcanzable, que ayudará a centrarse y organizarse en aquello que tanto se desea, para hacer que la vida merezca la pena.

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