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Notas de prensa

"Tenemos que pensar en a lo que nos vamos a enfrentar dentro de los próximos años y respetar los recursos sanitarios que tenemos, porque nos van a hacer falta"

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Quintiliano Pérez, farmacéutico titular y delegado de Arganda del Rey, destaca en esta entrevista la amplitud de la figura del farmacéutico como agente de salud y las diferentes opciones profesionales que ofrece la profesión

¿Por qué decidiste convertirte en farmacéutico?

La verdad es que elegí Farmacia, tanto por la amplitud de la figura del farmacéutico como agente de salud, como también por las diferentes opciones profesionales que nos da esta profesión. Realmente, la carrera de Farmacia es muy amplia y elabora y desarrolla mucho todo lo que es el Bachillerato de Ciencias, y nos acredita como expertos del medicamento. Somos el único agente sanitario que mejor conoce lo que le va a ocurrir a un humano o a un animal cuando toma un fármaco. Esto nos permite ayudar a la población de diferente forma: a título individual en las oficinas de farmacia. Y si queremos ampliar un poquito más, pues en todo lo relacionado con salud pública, que hay en ayuntamientos, comunidades autónomas, etcétera. Podemos trabajar y servir en todos los cuerpos del Estado donde hay un farmacéutico; dedicarnos a investigar, a ser docentes; trabajar en la industria química; en la industria alimentaria o en uno de los sectores más avanzados, punta de lanza de innovación, como es la industria farmacéutica.

Estamos todos locos oyendo hablar de lo que aporta la inteligencia artificial, pero, realmente, a la vez se están cronificando diferentes tipos de cánceres o se están minimizando los efectos adversos que producen algunas enfermedades autoinmunes.

Y en todo eso, el farmacéutico tiene y tendrá siempre un rol fundamental. Y somos los responsables, o gran parte de los responsables, de que durante todo este último periodo se haya aumentado tanto la esperanza de vida como la calidad de vida.

¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Pues lo que más me gusta de ser farmacéutico es que te permite vivir con un propósito, que es cuidar a los demás. Es muy bonito levantarte por las mañanas y decir que todo lo que voy a hacer durante el día va a revertir en la salud de mis pacientes, en la salud de mis convecinos, etcétera.

Yo, por suerte, durante mi carrera profesional he tenido la ocasión de trabajar con diferentes agentes de salud y participar en proyectos, como la base de datos más importante de pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, y que la sacamos desde España porque algunos nos empeñamos.

Me he formado, he trabajado mucho, y ahora tengo la suerte de revertir esa formación y devolvérsela a la sociedad o a los pacientes con los que trabajo, que son parte de los de Arganda del Rey.

Realmente, la sociedad no es consciente de la suerte que tiene con la figura de las oficinas de farmacia en España. Muchos de vosotros no lo habéis pensado, pero habéis estado en una oficina de farmacia antes de nacer, en el vientre de vuestra madre, cuando ella ha venido a pedir consejo, a pedir ayuda o simplemente a consultar por ese nuevo estado. Hemos sido pequeños y nos han pesado en las oficinas de farmacia, nuestro acné, todos nuestros desórdenes hormonales... Y luego, hay mucha gente que viene cuando está sola, simplemente a que le hagamos compañía. Y toda esa gente en todo nuestro ciclo de vida, como humanos, y también ahora las mascotas, tienen la suerte de tener un profesional amigo que está a pie de calle, donde no hay que pedir cita, que se atiende sin hora y al que el individuo que entra se le presta consejo de forma gratuita.

Cuéntanos alguna anécdota curiosa que te haya sucedido…

Quería compartir una que ocurrió recientemente. Sobre todo, cuando hemos empezado a mover mucho más todo el tema de veterinaria. Y es que, revisando el libro recetario sabéis que tenemos que poner el nombre del paciente. Y alguien pues puso “Tobi” y entre paréntesis el nombre del dueño.

Y luego, tengo otra, ya de mi histórico pasado que os he comentado antes. He estado como 20 años trabajando en la industria farmacéutica en diferentes posiciones, y empecé como delegado con pocos años. Un día llego a ver a los gastroenterólogos con mi maletín, con mis folletos que se llevaban entonces que no había iPad, y me decían --¿Cómo te llamas?

- Y yo decía todo serio: Quintiliano.

- ¿Pero, ¿cómo te llaman? ¡No te llamarán así!

- Y yo aguantándome: Quinti.

- Quinti está bien, cortito. ¿Y qué llevas?

- Pues la quintasa (ahora es la pentasa, pero entonces era la quintasa y encima era enema).

Yo nunca he sabido si mi primer jefe me contrató por el nombre o porque realmente pensaba que lo iba hacer bien.

¿Cuáles son tus aficiones fuera de la farmacia?

Mis aficiones han ido evolucionando a medida que he ido cumpliendo años. Siempre me ha encantado correr. De hecho, llegué a hacer en su día la maratón de Nueva York. Sentir la brisa, sentir la potencia, es brutal. Ahora ya uno va cumpliendo años y estoy más en que cada vez que corro pues tengo que tirar de estas cosas y que ya no corro realmente para para competir. Ahora corro para comer.  Y correr me permite eso que cuando me subo aquí no me no me toca tanto.

Lo que me gusta más, ahora que ya voy cumpliendo años, es compartir mesa con familia, con amigos, y ya si le podemos poner un poquito de música de jazz o de ópera, me tienen ganado incondicionalmente.

¿Qué pedirías al futuro de la profesión?

Tenemos que pensar en lo que nos vamos a enfrentar dentro de los próximos años. Hablamos de una pirámide poblacional que va a estar completamente envejecida. Habíamos hablado antes del rol que tenía el farmacéutico en el aumento de nuestra calidad de vida y nuestra esperanza de vida. Vamos a vivir más y mejor. La gente que tiene ahora 70 años va a seguir estando y los que tenemos 50 es que no nos vamos a morir. Y entonces, claro, pero no nos morimos y estamos bien porque consumimos fármacos que son los que nos ayudan a mantenernos. Yo lo que pediría es conciencia para ver a lo que nos enfrentamos, que realmente respetemos los recursos que son importantes, como son los centros de salud y los ambulatorios para la gente que realmente necesita una atención más especializada y que las cosas sencillas la profesión farmacéutica, con su red de 25.000 farmacias, aporte y pueda participar y pueda colaborar para mejorar la salud de ese paciente sin tener que generar una incomodidad y sobre todo, no malgastando una serie de recursos del sistema que nos van a hacer falta para la gente que realmente esté más malita.

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