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La quimioterapia, comúnmente conocida como “quimio”, es un tratamiento farmacológico que consiste en la aplicación de fármacos para destruir y prevenir el crecimiento, multiplicación y diseminación de las células malignas y/o cancerosas. Los medicamentos empleados son los denominados antineoplásicos o...
La quimioterapia, comúnmente conocida como “quimio”, es un tratamiento farmacológico que consiste en la aplicación de fármacos para destruir y prevenir el crecimiento, multiplicación y diseminación de las células malignas y/o cancerosas.
Los medicamentos empleados son los denominados antineoplásicos o quimioterápicos. La dosis y el tipo de fármaco usado varía según el tipo de cáncer y según la repuesta o situación general de cada paciente. Se puede administrar vía oral, en inyección, por infusión o sobre la piel, dependiendo del cáncer a tratar y el estadio en que se encuentre. La quimioterapia puede administrarse diariamente, cada semana o cada mes, mediante ciclos que alternan la administración de los fármacos con períodos de descanso. Esto permite al organismo volver a fabricar células sanas y recuperarse del efecto de la medicación. En muchas ocasiones, la quimioterapia se usa en combinación con otros tratamientos como cirugía, radioterapia o terapia biológica, aunque también puede administrarse sola.
Aunque la quimioterapia tiene un mayor efecto sobre las células cancerosas, que crecen y se dividen más rápido que las células normales, los fármacos utilizados en estos tratamientos son muy potentes y pueden dañar a las células sanas. Este daño de las células sanas está relacionado con los efectos secundarios de estos tratamientos. Las células que son más propensas a ser afectadas por la quimioterapia son: células que producen sangre en la médula ósea, células de los folículos pilosos (raíces del pelo), células de la boca y tracto digestivo, y células de los órganos del sistema reproductor.
Los efectos secundarios de los medicamentos usados en la quimioterapia pueden ser significativos. Muchos de ellos se pueden evitar o tratar y la mayoría desaparecen cuando termina el tratamiento. Los más frecuentes son:
- Náuseas y vómitos
- Mucositis: irritación, inflamación, aparición de úlceras leves, moderadas o severas en la boca, las encías y la garganta, que pueden producir dolor y dificultad para comer o beber
- Diarrea y estreñimiento: la aparición de uno u otro dependerá de los fármacos utilizados en su tratamiento
- Caída del pelo (alopecia): la caída del cabello no siempre se produce, aunque es frecuente que el pelo se debilite. Generalmente vuelve a crecer cuando finaliza el tratamiento
- Pérdida de apetito
- Sentir que los alimentos cambian de sabor
- Astenia o fatiga
- Problemas en músculos y nervios como entumecimiento, hormigueo
- Alteraciones dermatológicas: sequedad de piel, dermatitis, fotosensibilidad, eritrodisestesia palmo-plantar, rash acneiforme etc. La sequedad de la piel o xerosis puede llegar a ser extrema, generando tirantez, prurito, fisuras cutáneas, y en ocasiones, sobre infectarse por microorganismos en lesiones de rascado. La sequedad o xerosis suele provocar un alto nivel de incomodidad
- Alteraciones hematológicas: el tratamiento con quimioterapia puede producir un descenso de las células de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas)
- Los glóbulos blancos protegen de las infecciones: si disminuyen es más fácil coger una infección y más difícil combatirla.
- Los glóbulos rojos transportan el oxígeno a las células: si disminuyen sentirá cansancio, fatiga y podrá marearse.
- Las plaquetas permiten que la sangre coagule ayudando a curar las heridas: si disminuyen existe mayor riesgo de sangrado, hemorragias y de aparición de cardenales.
- Dolor: en la mayoría de los casos es el producido por la propia enfermedad
- Pérdida de audición
- En algunos pacientes, la quimioterapia puede provocar esterilidad (temporal o permanente), disminución del deseo sexual en ambos sexos, dificultad para mantener la erección y trastornos en la menstruación. En caso de embarazo puede provocar defectos congénitos en el feto.
Lo primero que hay que hacer ante la aparición de cualquier síntoma durante la quimioterapia es comunicárselo al oncólogo para comenzar cuanto antes con el tratamiento más oportuno. Además, existen una serie de recomendaciones que, aunque no hagan desaparecer dichos efectos, pueden ayudarte a tolerarlos mejor.
Consejos nutricionales
- Lleva una dieta variada, rica en frutas y verduras, y en calorías.
- Consume alimentos ricos en proteínas: huevos, carne, pescado, legumbres, frutos secos, leche y derivados.
- Evita alimentos que produzcan gases: coliflor, garbanzos, alubias…
- Bebe líquidos (fresquitos) de forma abundante durante todo el día (mínimo 2 litros diarios).
- Recuerda ingerir los alimentos en pequeñas cantidades, repartidos en varias comidas pequeñas al día, en vez de pocas y grandes. Come despacio y masticando bien los alimentos.
- Evita tomar la comida muy caliente o muy fría, picante o ácida, salada o con muchos condimentos y los alimentos duros.
- Recuerda que las comidas tienen que ser fáciles de tragar (alimentos triturados, blandos).
- Evita comidas con mucha grasa (fritos, salsas, quesos grasos, etc) y el consumo de bebidas alcohólicas y/o gaseosas.
- En el caso de que tengas sabor metálico, sustituye los cubiertos habituales por unos de plástico.
- Chupar caramelos blandos sin azúcar o masticar chicle sin azúcar con xilitol puede ayudar a estimular la producción de saliva haciendo más agradable la comida posterior.
- Siéntate a descansar después de las comidas y procura no acostarte recién comido/cenado.
- Si tienes dentadura postiza, evita su uso continuado, ya que podrías dañar más la mucosa. Empléala sólo en casos necesarios, para comer o salir a la calle.
- En caso de diarrea toma una dieta astringente: arroz, manzana, plátanos y zanahorias, cocidos o a la plancha. No tomar leche ni lácteos.
- Si es preciso se podrán usar, anestésicos locales y tratamiento para evitar la infección por hongos.
- Para evitar o mitigar las náuseas, se recomienda comer antes del tratamiento de quimioterapia, no tiene que administrarse el tratamiento en ayunas. Tome un desayuno ligero si la sesión es por la mañana, o bien una comida ligera (no alimentos pesados, ni ricos en grasa), si la sesión de quimioterapia es por la tarde.
Medidas higiénicas
- Mantén una adecuada higiene corporal diaria usando jabones tipo syndet, que son menos irritantes, sin olores ni colorantes, utilizando una esponja muy suave y agua templada. Recuerda que no debes usar exfoliantes ni cremas depilatorias.
- Seca tu piel sin frotar.
- Realiza una buena higiene bucal después de cada comida. Usa cepillos de cedras suaves, no uses cepillos eléctricos. Ante la posibilidad de aparición de mucositis durante el tratamiento, se recomienda realizar enjuagues regulares con suero fisiológico y bicarbonato, limpieza interdental y el uso de colutorios sin alcohol que contengan agentes calmantes e hidratantes (ácido hialurónico).
- Hidrata tu piel con cremas ricas en aloe vera, rosa mosqueta, ácido hialurónico, avena, aceite de onagra, urea, vitamina E, etc. Las cremas hidratantes deben ser emolientes o suavizantes sin ingredientes irritantes (retinoides, alcohol, peróxido de benzoilo, perfumes…). Conviene aplicarlas después del baño, en cantidad generosa y sobre la piel húmeda. Recuerda que la hidratación incluye el uso de bálsamo para los labios, contorno de ojos para los párpados y lágrimas para prevenir el ojo seco.
- El cuero cabelludo al igual que el resto de la piel, se vuelve muy sensible a causa de las terapias antineoplásicas, por lo cual es necesario utilizar un champú suave y neutro para su lavado. El pelo se puede volver más frágil, quebradizo y difícil de peinar, es aconsejable usar acondicionadores, bálsamos y emulsiones grasas, así como evitar el uso de rizadores eléctricos, lacas, fijadores, etc.
- Aplica diariamente productos adecuados para el cuidado de las uñas. Lacas hidratantes hipoalergénicas y emolientes que nos permiten cuidar la cutícula y el lecho ungueal. Se deben recortar las uñas regularmente (no demasiado cortas y rectas) y con precaución para evitar heridas que puedan desencadenar infecciones. Evita el contacto prolongado con el agua, el uso de uñas postizas, ya que pueden empeorar el cuadro debido a que los pegamentos suelen ser irritantes, y las lacas de uñas convencionales.
- Las terapias antineoplásicas son altamente fotosensibilizantes, por lo que debes usar fotoprotección diaria para ayudar a disminuir esta reacción, así como para prevenir la aparición de hiperpigmentaciones y el cáncer de piel. Esta fotoprotección se llevará a cabo siguiendo los pilares básicos: 1º evitar el sol, 2º usar vestimenta apropiada y 3º utilizar fotoprotectores. Se debe elegir el índice de fotoprotección más alto (SPF50+) y el tipo de filtro preferentemente físico.
- Evita compartir tus objetos personales de aseo.
- Lava siempre tus manos después de ir al baño.
- Echa lejía en el inodoro dos o tres veces al día.
- Si tienes alguna herida, lávala con agua y jabón, y aplica solución yodada como antiséptico.
Sexualidad
- Si es el caso, antes de comenzar el tratamiento consulta con tu médico la posibilidad de congelar tu semen o tus óvulos.
- Utiliza métodos anticonceptivos.
- Utiliza preservativo al menos 48 horas después de haber recibido la quimioterapia, debido principalmente a que los medicamentos antineoplásicos se pueden encontrar en el semen y las secreciones vaginales después de su administración.
- La mucosa genital puede verse muy afectada por estas terapias, por lo que se recomienda utilizar hidratantes externos e internos, para aliviar la sequedad y la sensación de ardor, limpiadores específicos de esta zona con antisépticos, y el uso de geles lubricantes a base de agua, silicona o aceite, sobre todo durante las relaciones sexuales. El uso de geles con derivados estrogénicos debe ser bajo criterio médico.
- Evita el contacto con personas que pudieran tener algún tipo de infección (gripe, catarro, varicela…).
- Antes de ponerte cualquier vacuna, comenta a tu médico o farmacéutico que estás en tratamiento con quimioterapia. La administración de ciertas vacunas con las defensas disminuidas puede causarte una infección seria. Asimismo, evita el contacto con personas, incluidos niños, que hayan recibido una vacuna con virus vivo atenuado (gripe, polio, rubéola, sarampión…).
- Descansa todo lo que necesites. Duerme por lo menos 8 horas por la noche y procura dormir la siesta. Si no lo consigues, pruebas técnicas para relajarte o pregunta a tu farmacéutico, seguro que puede ayudarte.
- Limita tus actividades. Haz sólo aquellas cosas que son importantes y necesarias. No hagas esfuerzos innecesarios.
- Utiliza ropa ancha y calzado cómodo.
- Mantén una rutina diaria estructurada e intenta llevar una vida lo más normal posible.
- Solicita ayuda y comparte o delega tareas en familiares y amigos.
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