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La insuficiencia venosa crónica (IVC) es el trastorno vascular más frecuente. Se define como el estado permanente del sistema venoso en el que existe dificultad para el retorno sanguíneo en los miembros inferiores. Gracias a su elasticidad y la presencia de...
La insuficiencia venosa crónica (IVC) es el trastorno vascular más frecuente. Se define como el estado permanente del sistema venoso en el que existe dificultad para el retorno sanguíneo en los miembros inferiores. Gracias a su elasticidad y la presencia de válvulas que impiden que la sangre retroceda, las venas de las piernas actúan como un sistema de bombeo de sangre hacia el corazón. Cuando las venas pierden parte de esa capacidad de bombeo, habitualmente por el mal funcionamiento o la destrucción de las válvulas, se produce lo que se conoce como insuficiencia venosa limitando la calidad de vida de las personas que la padecen y pudiendo tener repercusiones de gravedad.
En España, se calcula que un 30-50% de la población adulta padece un síndrome varicoso en diverso grado, su prevalencia podría aumentar en los próximos años debido al incremento del número de personas con sobrepeso y a los cambios en los hábitos de vida.
Los primeros síntomas que suelen aparecer son:
- Dolor, hormigueo, pesadez y cansancio habitual en las piernas. Se agudizan al estar en reposo y con el calor, y, por el contrario, disminuyen al levantar las piernas y con el frío.
- Hinchazón de la parte inferior de las piernas y los tobillos, especialmente después de periodos prolongados de pie.
- Calambres nocturnos que pueden dificultar la conciliación del sueño.
- Sensación de calor, enrojecimiento, sequedad y picor constante en la piel.
- Arañas vasculares o telangiectasias.
- Varices reticulares.
- Varices o venas varicosas: aparecen especialmente en las partes posteriores de las pantorrillas o en la cara interna de la pierna cuando la insuficiencia venosa se prolonga en el tiempo.
- Signos dérmicos: alteraciones cutáneas por la mala circulación, como dermatitis, eczema, hiperpigmentación.
- Úlceras varicosas: supone el estado más avanzado de la enfermedad, tienden a sobreinfectarse.
A medida que la enfermedad progresa, se puede producir hinchazón en los tobillos y piernas (edema), coágulos en las varices (varicoflebitis) o hemorragia por rotura de las varices (varicorragia).
Se pueden identificar ciertos factores de riesgo:
- Factores genéticos: la insuficiencia venosa es una enfermedad claramente hereditaria.
- Edad: afecta generalmente a personas de entre 30 y 70 años, con el paso del tiempo, el revestimiento elástico de las venas empieza a debilitarse, incrementándose la posibilidad de que las venas se dilaten.
- Alteraciones hormonales: la insuficiencia venosa es más frecuente en la mujer debido a la influencia hormonal.
- Embarazo: en esta etapa, las hormonas provocan la dilatación de las venas y que llegue más sangre al útero con los nutrientes y oxigeno necesarios para el feto, por otra parte, el útero al crecer comprime las venas de drenaje de la pelvis. También influyen en esta etapa el aumento de peso y la disminución de la actividad física.
- Factor ocupacional: actividades laborales en las que se pasan muchas horas seguidas de pie, sentados, o que implican muchos viajes largos en periodos cortos. En estas situaciones las posturas adoptadas en la zona de las piernas y la inmovilidad dificultan la correcta circulación sanguínea.
- Obesidad y sobrepeso: incrementan la presión en las venas de la pelvis y las piernas, lo que deriva en un mayor riesgo de padecer varices y otras complicaciones asociadas.
- Vida sedentaria y falta de ejercicio
- El calor: en verano se agravan los síntomas más frecuentes de insuficiencia venosa, el calor provoca que las venas se dilaten.
- Tabaquismo
- Algunos medicamentos como los anticonceptivos orales
La exploración física suele ser suficiente para establecer el diagnóstico, aunque es necesario conocer otros datos, por lo que se realizan pruebas complementarias (Doppler o Eco-Doppler), que proporcionan información más detallada, en algunos casos es necesaria la realización de una flebografía con contraste. Las varices constituyen el signo clínico más conocido de la insuficiencia venosa
La prevención es clave en las enfermedades venosas. Será el médico el que valorará el tratamiento más adecuado para cada paciente, dependiendo de sus necesidades y grado de severidad de la enfermedad. Dentro de los tratamientos disponibles pueden diferenciarse cuatro vías principales:
- Adopción de hábitos saludables.
- Terapia compresiva: las medias terapéuticas son la medida fundamental frente a la insuficiencia venosa tanto a la hora de prevenir la enfermedad como a la hora de tratarla. Ejercen presión sobre las piernas para facilitar el buen funcionamiento del sistema de retorno venoso y por tanto que la sangre ascienda correctamente. Ejercen una presión decreciente desde el tobillo hasta la cintura (panty), rodilla (medias cortas) o ingle (media larga), y se clasifican en medias de compresión ligera, normal y fuerte. Se debe elegir el tipo y talla más adecuada para cada caso.
- Tratamiento farmacológico: se emplean sustancias con efecto venotónico (flebotónicos) que favorecen el retorno venoso gracias a su acción vasoconstrictora sobre las fibras musculares y sustancias vasoprotectoras que aumentan la resistencia vascular y disminuyen la permeabilidad capilar. Entre estos se encuentran los bioflavonoides, troxerutina, diosmina y hesperidina, que, además de venotónicos, son considerados como factores de protección capilar, al igual que los antocianósidos del Vaccinium myrtillus (arándano). Pueden ser útiles los diuréticos en pacientes con edema y úlceras varicosas, aunque deben ser restringidos a periodos cortos de tiempo y sólo deben utilizarse en casos de edema muy marcado. Los heparinoides actúan como activadores de la fibrinolisis, por lo que reducen los trombos y los depósitos de fibrina. Los antibióticos sistémicos deben reservarse para aquellos pacientes con datos de infección a nivel de lesión ulcerosa. La pentoxifilina es eficaz en el tratamiento de las úlceras venosas, asociada o no a medidas de compresión. La escina (presente en el extracto del Castaño de Indias) también es útil para reducir el edema.
- Tratamiento quirúrgico: en ciertos casos, puede ser necesario recurrir a la cirugía para corregir el problema de fondo, eliminando la vena afectada del organismo. La cirugía está indicada en pacientes con varices esenciales sintomáticas, con una calidad de vida aceptable y un riesgo quirúrgico asumible. Las diferentes técnicas quirúrgicas son la safenectomía y fleboextracción de colaterales, técnicas ablativas, cura CHVA (Conservadora Hemodinámica de la Insuficiencia Venosa ambulatoria), escleroterapia.
Consejos del farmacéutico
El farmacéutico, como profesional sanitario tiene un papel esencial indicando a los pacientes hábitos saludables, medidas de prevención y tratamientos farmacológicos empleados en esta patología.
- Darse masajes en las piernas de abajo a arriba una o varias veces al día. Una vez sentados, rodear el tobillo con las dos manos y hacerlas deslizar, presionando ligeramente, sobre la pantorrilla, la rodilla y el muslo hasta la ingle.
- Proteger la piel y mantenerla bien lubricada aplicando alguna crema o aceite después del baño. Es aconsejable mantener la piel hidratada para impedir la formación de grietas.
- Usar medias elásticas de compresión media-fuerte, ponérselas por la mañana antes de empezar a andar, al ir a levantarse de la cama. Ayudar al paciente a seleccionar la talla adecuada para que sean eficaces y que no molesten.
- Utilizar un calzado cómodo, amplio y confortable (no estrecho ni puntiagudo), que se adapte a la planta del pie y respete la dinámica normal del pie y con un tacón de 2-3 cm.
- Evitar llevar ropa demasiado ajustada, evitar fajas, ligas, cinturones y pantalones muy apretados y calcetines con goma estrecha.
- Llevar una dieta sana, equilibrada y rica en fibra para evitar el estreñimiento. Evitar fritos, dulces, alcohol y el exceso de sal.
- Beber al menos 2 litros de agua al día.
- Evitar el sobrepeso, la obesidad acarrea consecuencias negativas en pacientes con insuficiencia venosa presentando una mayor incidencia de complicaciones.
- Realizar ejercicio físico, son muy aconsejables aquellas actividades deportivas cuya dinámica muscular tenga un desarrollo armónico, como la natación, bicicleta, pasear, etc. además hay ejercicios específicos para mejorar la circulación venosa.
- Intentar estar sentado sin cruzar las piernas y si es posible mantenerlas elevadas. Hacer descansos con las piernas levantadas por encima del corazón durante 15-30 minutos 2-3 veces al día, también puede ser beneficioso dormir con las piernas levantadas Si trabajamos sentados, cada hora o cada dos horas intentar levantarnos y caminar un poquito. Si tenemos que estar de pie, evitar hacerlo durante mucho tiempo y mientras tanto hacer ejercicios con los pies y piernas como ponerse de puntillas varias veces.
- Aplicar duchas de agua fría sobre las piernas, activan la función venosa y alivian la sensación de pesadez y dolor.
- No poner las piernas cerca de fuentes de calor.
- Se aconseja remitir al médico si se siente dolor e inflamación en la zona de una variz, si la piel de las piernas cambia de aspecto o color, en caso de úlceras o heridas, si una variz sangra después de un golpe o en caso de dolor en la pantorrilla, con hinchazón de la pierna y aumento del tamaño de las venas.
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