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“La epidemia invisible” se hace cada vez más visible, la boina amarilla que cubren nuestras ciudades según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocasionó 482.000 muertes prematuras en Europa en 212 por cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y cardiovasculares....
“La epidemia invisible” se hace cada vez más visible, la boina amarilla que cubren nuestras ciudades según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocasionó 482.000 muertes prematuras en Europa en 212 por cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Del total, 27.000 fallecimientos se registraron en España conforme a los datos facilitados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Más del 90 por ciento de la población europea está expuesta a altos niveles de partículas finas en el aire, muy peligrosas porque penetran más profundamente en el sistema respiratorio. Junto a las partículas en suspensión, uno de los componentes principales de la contaminación es el dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los indicadores que ha levantado las alarmas en Madrid durante las últimas semanas, ya que se ha superado con creces el límite marcado en 200 microgramos por metro cúbico. Mucho más nocivo que el anterior es el dióxido de azufre (SO2) que se produce fundamentalmente por la actividad industrial y por la combustión de los vehículos. Este escenario empeora gracias al clima seco, el frío y la falta de viento, lo que facilita una combinación de factores que atrapan los contaminantes a bajas alturas y los hacen más peligrosos para la población.
La contaminación atmosférica está íntimamente relacionada con muchos tipos de enfermedades, como EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), enfermedades cardiovasculares, cáncer de tipo pulmonar y estomacal y enfermedades respiratorias como la neumonía. La relación entre contaminación y salud es evidente, por eso ante niveles altos de contaminación, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) recomienda evitar en la medida de lo posible permanecer durante mucho tiempo en las zonas más contaminadas, no practicar actividades al aire libre, utilizar transporte público y aumentar la atención de los niños con asma.
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