“Ser delegada significa que hay un vínculo y un nexo entre el Colegio, que defiende nuestros intereses, y todos los compañeros”
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Teresa González tiene claro por qué eligió ser farmacéutica: ser la profesional de primera mano que, además, inspira confianza y tranquilidad es lo que más le gusta de su día a día. Como delegada de zona de Leganés B considera fundamental la comunicación, ya que es la unión que hace la fuerza también entre compañeros.
¿Por qué te decidiste por la farmacia comunitaria?
Vengo de una familia farmacéutica. Así que lo tenía ya un poco arraigado en la sangre y me gustaba. Entonces, creo que lo tuve claro.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Creo que es la cantidad de conocimientos que tenemos, que son muy amplios, y lo podemos poner a disposición de la gente en cualquier momento. Porque, las farmacias, al final tienen un horario muy amplio y nos pueden venir a consultar cualquier cosa y somos profesionales de primera mano que, además, inspiran confianza, y me gusta mucho. Y además es que la gente luego lo agradece un montón, y creo que esa satisfacción es la que más me gusta.
¿Qué significa para ti ser delegada del COFM?
Significa que hay un vínculo y un nexo entre el Colegio de Farmacéuticos, que es el organismo oficial que defiende nuestros intereses, y todos los compañeros. Me parece muy importante la comunicación que tenemos entre nosotros. Ahora, por ejemplo, en Leganés y en toda la Comunidad de Madrid, hay grupos de WhatsApp y, si hay una noticia importante, el Colegio de Farmacéuticos se pone en contacto con nosotros y en cuestión de minutos todos los farmacéuticos de la zona lo saben. Eso me parece fundamental en ese tipo de comunicación, porque yo creo que, además, es muy importante y que la unión hace la fuerza también entre nosotros.
¿Alguna anécdota curiosa que te haya ocurrido en tu trayectoria profesional?
Pues hay dos anécdotas que para mí son muy graciosas. Una vez, cuando empecé a trabajar, vino una pareja de ancianitos de Badajoz y me dijeron: “danos la marihuana, la marihuana esa que nos dan todos los meses”. Y yo me quedé alucinada, porque no se podía dar en farmacias. Y luego vino un compañero y me dijo: “la valeriana, la valeriana”. Fue muy gracioso. Otra que también me hizo muchísima gracia es que, un día, estábamos atendiendo y estaba la farmacia llena. Vino un hombre que estaba con retortijones y me di cuenta de que le pasaba algo. Le atendí enseguida y me pidió un Fortasec. Se lo di, y me tiró un billete diciendo, mientras se iba corriendo “¡quédate con la vuelta!”.
Pero, por otro lado, en las farmacias tenemos anécdotas que son muy tiernas, gente que está todo el rato mal de la tripa y les recomiendas que se hagan un análisis de intolerancia, y mejoran un montón, porque tenían una intolerancia a la lactosa y te vienen, te abrazan, te dan besos… “¡Me ha cambiado la vida! ¡Muchas gracias!”. Y también hemos detectado interacciones entre medicamentos que les estaban causando problemas, y la verdad es que la gente es muy agradecida.
¿Qué aficiones tienes fuera de la farmacia?
Entre mis aficiones, por supuesto, está disfrutar de mi familia y de la gente que quiero. Y luego me encanta bucear. Me encanta la sensación esa de estar debajo del agua, que no haya gravedad. Que todo sea paz y relajación. Y me sienta muy bien.
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