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Notas de prensa

“Me gustaría que, aunque mejore la tecnología, no perdamos la esencia que tiene el farmacéutico”

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“Me gustaría que, aunque mejore la tecnología, no perdamos la esencia que tiene el farmacéutico”

La farmacia Garabito Cociña ha estado al servicio de la salud de los ciudadanos de Torrejón durante más de 50 años. Elena, como delegada del municipio, nos comparte con orgullo que esta es una profesión vocacional, profundamente arraigada en la tradición familiar y heredada de generación en generación.

 

En esta entrevista, el compromiso de Elena Garabito con el bienestar de la comunidad ha transformado su farmacia en un verdadero pilar de confianza en la ciudad, consolidándola como un referente de cuidado y apoyo para todos los vecinos.

 

¿Por qué te hiciste farmacéutica?
 

Mi madre tiene la farmacia en Torrejón de Ardoz desde hace 54 años, por lo que lo que he visto toda la vida. Iba algunas tardes con 12 o 13 años, y me gustaba mucho el trato con la gente, ver cómo se ejercía la profesión de farmacéutico ayudando a la gente y haciendo que los pacientes mejoraran su salud.

 

¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Diría que lo que más me gusta y lo que más me satisface es poder estar cerca de los pacientes. Que ellos confíen en nosotros para darle solución a sus dudas, a sus inquietudes... También resolver esa falta de información que a veces se puede producir entre el médico o enfermera, y que nosotros, que estamos a pie de calle con esa cercanía, podamos ayudarles a llevar mejor su enfermedad.

¿Qué significa para ti ser delegada del COFM?

Ser delegada diría que es una oportunidad, porque desde pequeña he querido estar en aquellos lugares en los que se podía aportar y contribuir a que las cosas salieran mejor. He sido delegada de facultad, delegada de clase, junta de facultad, claustro de universidad, he estado en la Junta de Gobierno en la Universidad Complutense… Así que, cuando me dijeron que podía presentarme a ser delegada en el COFM, me pareció una oportunidad para que, en nuestra profesión, donde hay momentos en los que no estamos muy unidos, o en los que tenemos dificultades, todo el mundo esté informado. Ocupar este cargo también me permite enlazar oficina de farmacia, hospital, ambulatorio... y que haya una red interdisciplinar con todos los profesionales sanitarios para que, en línea a lo anterior, el paciente esté más atendido y tenga mejor calidad de vida.

¿Alguna anécdota en tu trayectoria profesional?

La verdad es que en la farmacia todos los días pasan muchas cosas. Algunas son graciosas, como que confundan palabras: “¿me puedes dar un “locutorio”? En lugar de un colutorio. Pero, por otro lado, en la farmacia también tenemos servicios asociados a la Comunidad de Madrid, como la preparación de SPD a mayores polimedicados de más de 65 años, y es muy bonito ver cómo la persona agradece que le ayudes cada semana a tomar bien su medicación. También ayudamos, a través del programa de metadona, a dejar la drogadicción. A este respecto, recuerdo una anécdota muy entrañable. Había una persona que estaba en la farmacia cuando mi madre inició este programa, y, tras su fallecimiento, recibimos una carta a la farmacia muy emotiva en la que este paciente nos daba las gracias por todo lo que le habíamos aportado y ayudado y por considerarle que era una persona igual que otra, aunque tuviese esa enfermedad y esa adicción.

¿Qué aficiones tienes fuera de la farmacia?

Como tengo cuatro niñas, mi afición principal es estar con ellas. También me gusta mucho jugar al pádel, al tenis, y cuando puedo practico esquí. Pero lo que más me llena es ir a una residencia de ancianos a la que acudo desde hace 12 años. Es algo que hago desde pequeña con el colegio. Pasar una tarde dedicada a los mayores, para darles un poco de compañía y hacer que esos momentos de soledad no dejen un hueco tan grande.

¿Qué crees que se podría mejorar en tu sector?

Me gustaría que no se perdiera la esencia del farmacéutico, que todos los que estemos en una farmacia sigamos teniendo muy presente que nuestro cometido en la farmacia es dar ese servicio de información, de apoyo, de consuelo a los pacientes que entren, y que cada vez que entren en una farmacia siempre encuentren alguien que les pueda ayudar e informar. Y que no dejemos de ser especialistas en el medicamento, que podamos también implantar servicios que mejoren la calidad de vida del paciente. Que, aunque mejore la tecnología y haya herramientas que nos ayuden a hacer las cosas de forma más ágil, no perdamos la esencia que tiene el farmacéutico y que recoge el código deontológico de saber que estamos al servicio de los demás.

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