Información divulgativa

La ansiedad es un estado emocional desagradable que forma parte de nuestra vida cotidiana, todos la hemos experimentado alguna vez: el corazón se acelera, la respiración se hace difícil, puede aparecer rubor en la cara…, y en condiciones normales, esta situación se normaliza cuando el factor que la provocó desaparece, como después de un examen, por ejemplo. En estos casos la ansiedad es razonable y adaptativa, ya que nos ayuda a superar momentos críticos, o a ser más prudente o cuidadoso.

Pero en el caso de algunas personas la ansiedad permanece incluso después de desaparecer el factor que la produce, a veces empeora convirtiéndose en algo patológico que provoca síntomas físicos y mentales, e incluso a veces aparece sin que exista una situación preocupante o de riesgo. Por eso es importante saber diferenciar una situación puntual estresante (por ejemplo la debida a problemas laborales o económicos) de un estado general ansioso que podríamos denominar “trastorno de ansiedad”.

El trastorno de ansiedad podríamos definirlo como una sensación de preocupación y tensión exagerada durante la mayor parte de los días en un periodo de tiempo de al menos 6 meses. Es más frecuente en mujeres, puede ser hereditario, generalmente es crónico y algunos de sus síntomas aumentan o disminuyen con el tiempo, pero rara vez desaparecen totalmente.

Para un tratamiento adecuado del trastorno de ansiedad, el médico debe realizar un diagnóstico que requiere un estudio físico y mental del paciente, para descartar cualquier patología orgánica o una posible abstinencia a sustancias ansiolíticas.

Nos puede ayudar si seguimos unos consejos como son dormir 8 horas al día, seguir una dieta saludable, realizar ejercicio físico, conciliar la vida social, familiar y laboral, y evitar el consumo de tabaco, alcohol o bebidas excitantes.