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¿Qué es es la depresión?
La depresión es una enfermedad real y curable que se diagnostica mediante la entrevista médica, y que requiere tratamiento para evitar su cronicidad y conseguir una curación lo más rápida y eficaz posible.
De forma ocasional, las personas podemos sentirnos tristes, abatidas, pero esta situación suele ser temporal y desaparece en poco tiempo. Sin embargo, en personas con depresión, ese estado se mantiene interfiriendo con la vida diaria.
Los síntomas de la depresión varían de una persona a otra, y también su frecuencia, duración y gravedad. Pueden ser síntomas solo emocionales, solo físicos, o una mezcla de ambos.
- Emocionales como abatimiento, inquietud, irritabilidad, tristeza patológica, llanto fácil (incluso sin razón aparente), sentimientos de culpabilidad o inutilidad, pensamientos o intención de suicidio, pérdida de interés por actividades que antes se solían disfrutar…
- Físicos como fatiga, falta de energía, alteración del apetito, dificultad de atención, dolores de cabeza o de espalda que no mejoran con el tratamiento, trastornos del sueño…
El trastorno depresivo puede tener causas biológicas, ambientales, psicológicas e incluso genéticas, aunque también puede aparecer en personas sin antecedentes familiares. En algunos casos, incluso una situación puntual (un hecho traumático, la pérdida de un ser querido, un despido laboral, una enfermedad grave, un acontecimiento vital estresante…) puede provocar un episodio depresivo.
Una depresión puede comenzar a cualquier edad, es más común en personas con alguna enfermedad física crónica y suele ser más frecuente en mujeres (aproximadamente dos veces más que en hombres), probablemente debido a sus diferentes circunstancias hormonales, psicosociales y biológicas.
El tratamiento de la depresión puede ser farmacológico y/o psicológico. De forma complementaria, puede ser de gran ayuda realizar actividades sencillas de forma diaria, practicar ejercicio físico, no dormir más de 8 o 9 horas al día, no aislarse, aceptar la ayuda de familiares y amigos, no buscar alivio en el alcohol u otras drogas, evitar sentirse culpable de tener esta enfermedad, no tomar decisiones importantes y consultar con un profesional, sobre todo en caso de que surjan ideas suicidas.
03 de octubre de 2018
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